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26 de julio de 2018

un recordatorio importante


lo que nos une: un recordatorio importante

tengo la tendencia de mirar y vivir las cosas de demasiado cerca y, así, muchas veces, me duelen. interpreto los gestos que recibo, los inputs, sin darles el espacio y la perspectiva que merecen. de este modo, a menudo mi primera reacción ante un exceso (a mi juicio) de whatsapps durante el fin de semana o a altas horas de la noche, por ejemplo, es de que la gente debería no atosigar tanto cuando, en realidad, simplemente haciendo un paso atrás para poder ver la imagen un poco más global, me doy cuenta de que me escriben porque quieren saber cómo estoy, porque les ha ocurrido algo y les apetece compartirlo conmigo, porque valoran mi opinión sobre un tema… porque han pensado en mí, en definitiva.

la semana pasada juzgué e interpreté en más de una ocasión situaciones que me hicieron sentir mal. llegué al viernes por la noche muy cansada, física pero sobre todo emocionalmente, desgastada y triste. el sábado por la mañana, sintiéndome más recuperada, me di cuenta: detrás de nuestras palabras y gestos, de nuestras acciones, sobre todo cuando van dirigidas a personas que conocemos y apreciamos, hay amor. lo que uno interpreta como un "qué pesado e insistente" el otro en realidad lo hace porque se preocupa y quiere saber. cuando muchas veces recibimos algo que no nos gusta (creemos que han obrado mal o cuando somos nosotros los que obramos mal) es porque la otra persona (o nosotros) no lo hemos sabido hacer mejor o no hemos pensado suficientemente en cómo podría entenderlo el otro. todos tenemos unos filtros a través de los que analizamos la realidad. unos filtros que se han creado con el tiempo a partir de las experiencias vividas, de la educación recibida, de los valores inculcados, de los libros leídos, de los viajes realizados… y, por tanto, lo que uno entiende como generosidad, el otro lo puede vivir como oportunismo; lo que yo interpreto como falta de profesionalidad por no saber mantener unos límites, el otro lo vive desde el amor hacia su proyecto; lo que a mí me parece una falta de seriedad y de compromiso, el otro lo está viviendo también mal por no poder darme todavía una respuesta… los ejemplos son infinitos pero, lo que me parece verdaderamente importante es que, detrás de esto, de nuestras acciones y actitudes, hay amor: amor por un trabajo bien hecho, amor por hacer lo que uno cree que es importante, amor e interés por el otro, amor.

y hay que decir lo que no nos encaja, claro que hay que decirlo, por lo menos así lo creo yo. aclarar por qué uno ha hecho lo que ha hecho, o decir al otro lo que nos habría gustado que dijera o hiciera, decir cómo hemos interpretado sus acciones. es importante decirlo, con cariño, con sinceridad y con asertividad, porque esto facilita las cosas: facilita ponernos en el lugar del otro, facilita que el otro se ponga en nuestro lugar, facilita la comprensión, la comunicación y la relación entre todos. y, a veces, a pesar de decirlo y explicarlo, no se produce un punto de encuentro, y tampoco pasa nada. lo que es valioso es ir más allá de la posición, comprender qué hay detrás de un acto, aunque no compartamos el gesto, porque esto nos acerca, rompe la barrera de la diferencia y de la incomprensión. por encima de todo creo que nos recuerda lo que resulta tan fácil de olvidar a veces: que lo que nos une es en realidad mucho más grande que lo que nos separa, porque lo que a todos nos mueve es el amor, o la necesidad de encontrarlo en el otro. 

cuando esto lo sentimos así de verdad, cuando lo asentamos internamente, creo que entonces resulta mucho más fácil entender que detrás de la arrogancia y de las ideas fijas y rígidas, hay inseguridad y miedo; que detrás de actitudes y gestos abusivos hay mucho sentimiento de inferioridad, de alguien que no se quiere y no sabe querer a los demás o no sabe demostrarlo… y no nos dejamos arrastrar por las emociones que estas actitudes provocan. creo que entonces dejamos de ver el mundo como un lugar en el que hay dos bandos opuestos, "nosotros" y "ellos", y vemos que ese mismo amor que mueve a las personas que conocemos y queremos es el que mueve también a perfectos desconocidos. a mí me queda mucho camino por recorrer para llegar aquí, pero creo que está bien darme cuenta de ello y tener presente este recordatorio para recuperarlo todas las veces que haga falta.


pd. lo escribí hace un año y medio pero sigo pensando exactamente igual

17 de julio de 2018

ser más sostenible - vivir con consciencia


ser más sostenible - vivir con consciencia

las palabras del otro día, del post anterior, se quedaron dando vueltas en mi cabeza. el "vivir con consciencia" que comentaba en el escrito no recogía muchas de las acciones que para mí son parte esencial de este vivir conscientemente, una de mis máximas aspiraciones, vivir despierta. en los últimos días he ido anotando los gestos que se me iban ocurriendo que hemos incorporado en casa en los últimos años que van en esta dirección: en ser más conscientes del impacto de nuestras decisiones y actuaciones, del efecto negativo que tienen muchos de los productos que consumimos habitualmente (en nosotros y en el entorno) e ir sustituyéndolos progresivamente por otros que no perjudican (o, en el peor de los casos, que perjudican mucho menos).

hay muchísima bibliografía sobre la filosofía zero waste (residuo cero) y cómo generar menos residuos e impacto negativo en nuestro entorno. hace unos meses leí el libro Zero Waste Home: The ultimate guide to simplifying your life by reducing your waste (Residuo Cero: la guía definitiva para simplificar tu vida reduciendo tus residuos), de Bea Johnson, que es un manual repleto de consejos valiosos para llevar una vida en la que no generes residuos (o los mínimos). en mi caso, ni me veo encasillada dentro del movimiento zero waste, ni el del minimalismo, ni en ningún otro. lo que me ha motivado a mí personalmente ha sido esa inquietud por ser más consciente de lo que hago y del resultado de mis acciones, no solo en la casa o en las compras, también en la forma en que me comunico, en que trabajo, en que me relaciono… en todas las esferas de mi vida, e ir introduciendo cambios para sentirme cada vez más alineada con lo que yo creo que está bien. y lo vivo como un proceso, uno que me acompañará toda la vida, probablemente, y me gusta que sea así, con la posibilidad de ir mejorando siempre.

estas son algunas de las acciones que hemos implementado nosotros:


. comprar comida ecológica. esto significa que, para su producción, no se han utilizado ni fertilizantes, ni químicos de ningún tipo (que dañarían el propio producto y la tierra que lo ha cultivado)

. comprar la fruta y la verdura ecológicas en el mercado para poder mezclarlas y así evitar bolsas y envoltorios innecesarios (las manzanas en una bolsa, los plátanos en otra, los aguacates en otra…). en los pocos casos que son necesarias, que sean de papel y reutilizarlas en las siguientes compras

. tener cesto de la compra para que no me tengan que dar bolsas

. tener mi propia bolsa de tela para el pan y llevarla cuando voy a comprarlo

. comprar pescado en el mercado y llevar mi propio tupper para que lo pongan ahí

. comprar frutos secos, pasta, harina, arroz, quinoa, té e infusiones… a granel (tenemos la suerte de tener relativamente cerca la tienda Pepita & Grano, en Madrid, que es una maravilla porque tiene DE TODO a granel y, en prácticamente todos los alimentos, hay siempre una opción que es ecológica)

. llevar siempre conmigo una bolsa de tela por si tengo que comprar algo (comida, libros, ropa… lo que sea) 

. reutilizar los envases de cristal (de la miel, por ejemplo) para guardar frutos secos, infusiones, semillas…

. apostar por hacer salsas, bebidas y comidas caseras en lugar de comprarlas envasadas (salsa de tomate, hummus, olivada, limonada, aquarius para rícard cuando hace deporte…)

. cuando pido comida para llevar y tengo que recogerla en el restaurante, llevar mis propios tuppers para que la pongan ahí

. comprar productos de limpieza ecológicos y a granel (limpiacristales, jabón para fregar el suelo, jabón para fregar los baños, jabón para la ropa, suavizante…), llevando mis propios envases (que reutilizo una y otra vez) y reducir la diversidad de productos que utilizamos (muchas veces no hace falta un producto para cada cosa)

. utilizar una mezcla de bicarbonato, agua y aceites esenciales para limpiar la encimera de la cocina

. utilizar un estropajo natural de luffa para fregar los platos

. enjabonar todos los platos de una vez, con el grifo cerrado, y enjuagarlos todos de una vez

. utilizar trapos de cocina de lino y algodón absorbentes en lugar de las bayetas típicas, que se pueden lavar en la lavadora una y otra vez

. eliminar el papel de aluminio y el film transparente de la cocina y guardar los restos de comida en tarros

. eliminar el papel de cocina y utilizar un trapo o la fregona cuando se ensucia algo

. utilizar servilletas de tela

. tener nuestras propias botellas de agua (de aluminio, la de rícard, y de vidrio, la mía) para llevárnoslas cuando sabemos que las vamos a utilizar y evitar comprar de plástico

. utilizar cepillos de dientes de bambú y aceite dental en lugar de pasta de dientes

. utilizar pastilla de jabón de manos en lugar de jabón líquido para evitar el envase

. utilizar un desodorante natural, en envase de vidrio, así como crema de cara, aceite para el cuerpo, crema de manos… también naturales

. cerrar el grifo mientras me lavo los dientes, las manos o me enjabono en la ducha

. utilizar pañuelos de tela, como hacían mis abuelos :)

. utilizar bombillas led

. reciclar papel, plástico y vidrio, entreteniéndome a separar el plástico de los sobres de papel con burbujas, por ejemplo, o de las cartas que llevan un recuadro de plástico

. sustituir objetos que se estropean por otros nuevos que no sean de plástico (los tuppers de plástico por unos de vidrio; la escoba de plástico por una de madera, el recogedor de plástico por uno de metal…)

. rehusar la publicidad que reparten por la calle o no coger tarjetas de visita si sé que no las voy a utilizar o que puedo consultar los datos por internet

. rehusar artículos de merchandising, muestras de cremas y colonias, detalles de bienvenida… y todas esas cosas que sé que no voy a utilizar

. rehusar pajitas al pedir zumos, batidos, bebidas, etc. en establecimientos

. rehusar los palillos y los botecitos de salsa de soja cuando compramos comida japonesa para llevar, así como que nos pongan servilletas de papel cuando pedimos cena en un restaurante para comer en casa

. cuando comemos fuera, intentar apostar siempre que sea posible por restaurantes que trabajen con productos ecológicos o de Km. 0, con producto fresco y, en la medida de lo posible, que tengan sensibilidad hacia el medioambiente

. a la hora de comprar algo nuevo de ropa, apostar por marcas que producen localmente y, si es posible, que trabajen con materiales ecológicos o naturales

. evitar comprar nada que sea de plástico. apostar por materiales nobles como la cerámica, la madera, el vidrio…

. regalar y vender cosas que ya no utilizamos y que seguíamos guardando porque estaban en buen estado: ropa, calzado, bolsos, raquetas de squash, plancha de pelo, sillas plegables, velas, mueble del comedor, cafetera nespresso, microondas, sandwichera… es impresionante la cantidad de cosas que han salido en los últimos 2 años de esta casa

. llevar al punto limpio los cables, pequeños electrodomésticos que ya no sirven, ropa que ha quedado pequeña…

. llevar a los hoteles nuestras propias botellitas de gel y champú, y crema de cuerpo, para no utilizar las de uso individual que dejan en las habitaciones, que suponen un consumo de plástico impresionante.

. pedir en los hoteles que no nos cambien las toallas al limpiar la habitación

. movernos en transporte público siempre que sea posible y, si necesitamos el coche para la ciudad, utilizar la flota de coches eléctricos que tiene Madrid en alquiler 



supongo que algunas resultarán muy obvias y quizás otras, para algunos, sean reveladoras. ojalá sí. algunas son realmente evidentes pero a veces, de tanto que lo son, no las vemos, a mí me ha pasado. creo sinceramente que es nuestro deber ser responsables del uso que hacemos de las cosas y del impacto que tenemos con nuestras acciones. 

me gusta pensar que mis actuaciones no tienen un efecto negativo en el entorno y que a menudo, incluso, lo tienen en positivo porque otras personas los ven y los incorporan y entre todos vamos sumando. y es un camino de largo recorrido, no es algo que se haga de hoy para mañana pero es un camino que disfruto transitando y del que aprendo mucho. me importa lo que me rodea y me gusta cuidarlo, ya sea el vestuario del polideportivo donde voy a nadar, mi cuerpo, mis cosas en casa, el mar y las playas, los bosques y las montañas. 



pd. sobre la ecología & por una comunicación más consciente


12 de julio de 2018

sobre una vida más simple (& recomendación)


sobre una vida simple
La casa debería ser un lugar de reposo, una fuente de inspiración, un área terapéutica. Nuestras ciudades son superpobladas, ruidosas, pletóricas de colores y de distracciones visuales que nos agreden y nos hieren. A la casa le toca devolvernos la energía, la vitalidad, el equilibrio, la alegría. Es una protección material y psicológica. Sirve tanto para el cuerpo como para el espíritu. (p.28)

Los objetos son recipientes de nuestras emociones, por tanto, deberían proporcionarnos tanto placer como utilidad […] Vivir permanentemente con unos objetos que no nos gustan en realidad produce apatía y tristeza. (p. 49)

La belleza en todas sus formas es indispensable para la felicidad. Nosotros los humanos la necesitamos algo más de lo que nos reclama la simple razón. Nuestra alma necesita la belleza tanto como el cuerpo necesita aire, agua y alimento. Sin ella, nos volvemos melancólicos y algunos incluso pierden la razón. (p. 92)

La belleza es una de las pocas cosas que hacen que la vida merezca ser vivida. Crearse una vida hermosa es la más elevada de las vocaciones. Y es a través de los detalles, del orden y del aseo como la belleza se revela, nos sostiene y nos alimenta. (p. 99)

Desde siempre los japoneses han vivido en el minimalismo, pero era un minimalismo inseparable de la belleza. Hace 100 años, hasta los hogares más humildes se caracterizaban por una limpieza ejemplar, y todo el mundo conocía el arte de componer poemas, el arreglo floral y la manera de servir las comidas con delicadeza y con el buen gusto más refinado.


fragmentos que anoté en mi libreta del libro El arte de simplificar la vida, de Dominique Loreau, que me llegan en lo más profundo y me producen paz y serenidad, no importa las veces que los haya leído. me veo muy reflejada en cada una de sus palabras.

hace tiempo que gravito hacia el minimalismo. no ha sido de forma consciente, es algo que ha ido encajando en mí, en nosotros, de forma natural y que cada vez ha cobrado más sentido. en realidad, más que minimalismo, a mí me sale pensar que se trata de vivir con consciencia. la elección de unos materiales específicos; pensar bien antes de comprar algo qué uso le vamos a dar, si se trata de un impulso del momento o algo que utilizaremos durante mucho tiempo y que, además, nos transmite belleza y bienestar; valorar detenidamente el impacto de nuestras elecciones (en las personas, en los animales y en el planeta) y ser consecuente con ellas; reducir mucho las compras que hacemos y hacer un poco de búsqueda en internet antes de comprar para seleccionar marcas afines, para asegurarme de que lo que voy a comprar no es dañino, ni para las personas, ni para el entorno; no tener prisa a la hora de comprar y esperar pacientemente a encontrar algo que haga click en mí, esa lámpara, ese bañador que siento que encajan conmigo y que me representan de algún modo; observar los objetos que me rodean y desprenderme de los que ya han cumplido su función o los que ya no tienen sentido para mí; invertir en cosas que nos transmiten, que son prácticas y bellas, atemporales; ser mucho más selectiva en mis elecciones para crear más espacio: espacio físico y armónico en casa, y mental y emocional con los blogs, newsletters y libros que leo, el tiempo que paso en las redes sociales o delante del televisor, los lugares a los que elijo ir (una cafetería, un restaurante, una tienda…), los planes, las personas con las que paso un rato… elijo cosas que me den serenidad y armonía en casa, y que me conmuevan, me transformen o me inspiren de algún modo en todo lo demás.

en todo este proceso, sin darme cuenta, me siento cada vez más alineada conmigo misma. cómo soy se refleja progresivamente de forma más nítida e inconfundible en mis posesiones y elecciones, como si hubiera ido quitando capas (capas de modas y tendencias, capas de mi yo pasado, capas de elecciones hechas a partir de lo que creía que se esperaba de mí o pensaba que tenía que ser) hasta llegar a lo más profundo, a mi yo, en realidad.

y por ahora, y durante un tiempo largo, convive lo nuevo con lo viejo, lo que me representa con lo que ya hace tiempo que dejó de hacerlo. y es un proceso profundo, que me toca y me remueve más de lo que me doy cuenta muchas veces, cuando veo cosas que claramente ya solo pertenecen al pasado y, sin embargo, todavía no he sido capaz de desprenderme de ellas, o cuando me cuesta encontrar algo que me represente porque, en realidad, en muchos aspectos aún no sé lo que quiero. es un camino de largo recorrido, un proceso de aprendizaje y crecimiento personal que disfruto transitando y del que aprendo mucho, con lo que intento ser paciente y observar detenidamente.


La sencillez consiste en poseer poco para abrir camino a lo esencial y a la quintaesencia de las cosas.
- Dominique Loreau -