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24 de abril de 2018

sobre el storytelling y su importancia



Cris Camarena. fotografía de Cris Romagosa

cuando empecé este blog, en agosto de 2011 (!!) mi vida era muy diferente a la actual. entonces trabajaba en una ONG de trabajadora social, vivíamos en Barcelona y yo, aún sin saberlo, estaba muy perdida y desconectada de mí.

el primer año y medio de vida del blog, apenas le hice caso; me daba tanta vergüenza pensar que alguien podía leer lo que yo escribiera que directamente no escribía. fue a raíz de ponerme enferma por primera vez, en 2013, que, estando varios meses de baja en casa, el blog fue adquiriendo cada vez más importancia para mí.

con esa baja decidí dejar mi trabajo. me di cuenta de que hacía tiempo que no estaba bien y de que no sabía qué quería, así que decidí darme un tiempo para reubicarme. lo que no preví en ese momento es que me pondría enferma unas cuantas veces más haciendo que los 3 siguientes años fueran un continuo de parones forzados dejando muy poco espacio para ocuparme de otras cosas que no tuvieran que ver con la salud.

en ese tiempo, el blog se convirtió en una de las pocas cosas estables y bonitas de mi día a día y, sin darme cuenta, fue dejando de ser un pasatiempo para convertirse en un proyecto al que cada vez invertía más tiempo, energía e ilusión.

en todos estos años, profesionalmente me he sentido muy perdida. cuando era trabajadora social tenía una etiqueta, algo que podía definirme fácilmente de cara a las demás personas y a mí misma. en los últimos años, la pregunta que más he temido ha sido la de "y tú, a qué te dedicas?". yo sentía que estaba recorriendo un camino personal duro, uno que requería de mucho trabajo, de mirar y ahondar en lugares en los que no me apetecía mucho detenerme pero sabía que era muy necesario. y también sentía que, si no hacía este trabajo, mi "yo profesional" seguiría sin resolverse, que era necesario pasar por ahí para poder ocuparme después de lo profesional que, en mi caso, sentía muy unido a lo personal. 

hace poco más de un año hice un curso con Cris Camarena, la creadora del blog, de la revista y, más tarde, también editorial Kireei y de la plataforma de formación para emprendedores La Mirada. a Cris hacía mucho que la seguía y admiraba por su trabajo y de repente sacó un curso que parecía estar hecho a medida para mí. esa formación con ella fue clave para crear después mi publicación Historias de Madrid. fue como si, con ella, pudiera hilvanar los diferentes puntos que hasta ese momento estaban inconexos y crear una imagen nítida de lo que quería hacer.

después de hacer el curso la entrevisté en el blog porque su mirada y manera de entender el emprendimiento me parecen muy valiosas. La Mirada y Hello!Creatividad son las dos plataformas de formación que, siempre que me preguntan, recomiendo. los cursos de Cris suponen un gran apoyo a la hora de dar forma a un proyecto profesional, de ahondar en sus diferentes partes y ver dónde están las limitaciones, dónde no lo estamos haciendo bien… ayudan mucho a profesionalizar un proyecto justamente, y los de Hello!Creatividad son muy útiles e interesantes para trabajar áreas creativas o aspectos más concretos (aprender fotografía, diseño gráfico, a utilizar programas específicos, etc…).

Cris acaba de lanzar un nuevo curso, uno que se centra en el storytelling de los proyectos. ella lo considera el curso más potente que ha creado hasta la fecha justamente por enfocarse en este tema que, para ella (y para mí también), es la parte más importante que tiene que trabajar cualquier proyecto para convertirse en una marca sólida. el storytelling es el ADN de la marca, es la comunicación entendida como algo transversal, algo que cubre todo lo que haces, no solamente los textos de tu página web o las fotos que subes en instagram. es lo que te permite empatizar con el cliente, alinearte y conectar con él construyendo, de este modo, vínculos sólidos.

hace unos días que me estoy cruzando mails con ella y el otro día le pregunté que por qué era tan importante el storytelling para un proyecto o una marca. esta fue su respuesta: 

El storytelling es importante para una marca porque, si no haces storytelling, no haces marketing profundo de calidad. Una marca no puede ser superficial y plana, ha de tener cuerpo, tener calado. Tiene que tener un porqué, un propósito, y demostrarlo cada día. Las marcas y todo lo que transmitimos a través de ellas son en muchos casos una gran inspiración para el cliente y, si eso no se transmite, la gente pasa de largo y se queda con aquellas marcas que sí hacen un buen storytelling.

No compramos con la lógica, compramos con las emociones, con el corazón. ¿Cómo, si no, compraríamos un producto de 100€ cuando lo venden en sitios por 10€? Lo compramos por la historia que cuenta la marca, que en realidad es la historia que se cuenta el cliente.

Si no haces storytelling no incides en las necesidades más profundas de la gente (necesidad de pertenecer, de crecer, de sentirte seguro, incluso de reír) y, si no incides en esas necesidades, no eres necesario para tu cliente. Hay que salir de las obsesiones de los "likes", del agoritmo, de las tácticas de promoción y empezar a tener una buena estrategia de marketing que incluye el storytelling como pieza fundamental de todo tu plan de comunicación porque solo así conseguiremos tener un proyecto con una comunidad de clientes fieles y sólidos, que permanecen en el tiempo. 

yo voy a hacer el curso. aunque mi proyecto es un "en construcción" constante y a menudo me peleo conmigo misma porque me gustaría tener áreas más definidas o más desarrolladas y poder abarcar más de lo que alcanzo, creo de corazón que la excelencia es imprescindible, para mí es un valor muy importante y quiero que, por muy pequeñito que sea mi proyecto ahora, esa excelencia sea palpable en todo, quiero hacerlo cada vez mejor y transmitirlo, también, cada vez mejor

personalmente, por otro lado, disfruto mucho con la formación, sobre todo cuando, además de contenido técnico, hay contenido que te hace pensar, cuestionar y te hace hacer "click", y esta ha sido siempre mi experiencia con Cris, tanto cuando leía sus reflexiones sobre marketing en su blog, como cuando he hecho cursos con ella.

con este curso Cris pretende que cada alumno entienda cuál es el valor de su proyecto y qué mueve a la gente a comprarle, que podamos conocer profundamente a nuestro cliente, que descubramos la fórmula que a cada uno nos funciona para transmitir un mensaje sólido en nuestros diferentes canales de comunicación… lo que quiere, en definitiva, es que el proyecto de cada uno se convierta en una marca que importa y que podamos vivir de nuestro emprendimiento.

el curso empieza el 15 de mayo y vale 125€. en este enlace está detallada toda la información y la opción de comprarlo. hablando con Cris hemos pensado, incluso, en la posibilidad de hacer un instagram directo juntas, si pudiera ser interesante, para que ella pueda contar de primera mano un poquito más sobre storytelling, o resolver alguna duda si las hay… si crees que puede ser interesante, podrías decírmelo en los comentarios y así lo organizamos con ella? habíamos pensado en hacerlo este jueves 26 a las 20h, o el miércoles o jueves de la semana que viene, también a las 20h.

yo creo firmemente en las historias de los proyectos, creo que es lo que los convierte en únicos y lo que hace que quieras comprar una marca y no otra, por lo menos en mi caso. de ahí surgió, de hecho, en parte Historias de Madrid, en querer dar a conocer las historias y los valores que había detrás de proyectos bonitos de la ciudad; unas historias y valores que, para mí, los diferenciaba del resto.

Cris Camarena. fotografía de Cris Romagosa


Las historias que hacen vibrar tu corazón no son acerca del mundo, son acerca de la persona en la que te quieres convertir.
- Brian Andreas -


pd. este post está hecho en colaboración con Cristina. he querido hablar de su curso aquí porque confío mucho en ella, en la experiencia que tiene como emprendedora, en sus habilidades pedagógicas (se ha dedicado a la formación durante más de 20 años) y en su capacidad para hacerte hacer "click". de hecho, mi premisa para el blog siempre ha sido compartir cosas que me remueven, me inspiran y me cambian un poco, y ella entra en las 3 categorías.


{ambas fotografías del post son de Cristina Camarena y están hechas por Cristina Romagosa, una fotógrafa que me encanta por su gran sensibilidad}

19 de abril de 2018

del hotelito más bonito de Santiago: hotel Costa Vella


hotel costa vella santiago galicia

es un hotel sencillo. un edificio de 3 pisos en el casco antiguo de Santiago que en un principio no estaba previsto para ser hotel, sino la vivienda de un matrimonio que tenía un hostal en la ciudad. cada planta tiene una sala de estar con un sofá, mesitas y unos grandes ventanales con vistas que se pierden en el horizonte. allí nos venimos a leer, a trabajar con el ordenador o a tomar un té si la cafetería está muy llena y buscamos silencio y tranquilidad.

no he contado nunca las habitaciones pero no son muchas, 15 a lo sumo. son sencillas, sin florituras y, sin embargo, tienen todo lo que uno puede necesitar: una cama grande y confortable, cojines mulliditos, una colcha finita y unas mantas extra en el armario por si acaso; una mesa y silla para dejar abrigos y bolsos, armarios con las perchas y estanterías suficientes para guardar tus cosas y un secador de pelo, por si lo necesitas. son habitaciones cuidadas, limpias y pulcras, la luz natural entra a raudales por sus grandes ventanas y tienen un algo que hace que, cuando entras, suspires aliviado. son estancias en las que apetece estar.

hotel costa vella santiago galicia

hotel costa vella santiago galicia

en la planta baja, la cafetería es una delicia. funciona todo el día y el pan de masa madre que sirven está exquisito. lo tuestan en la plancha y lo sirven con tomate y aceite, con queso de tetilla o con mantequilla y mermelada. los croissants a la plancha son impresionantes también; ellos son una de las raras excepciones que he hecho en relación a mis intolerancias y los he comido, a pesar de que no debería.

la cafetería rebosa luz. las paredes son de piedra maciza, irregular, y las mesitas, en su mayoría para dos o tres personas, están pegadas a los ventanales que dan al jardín interior. uno tiene la sensación de poder quedarse ahí sentado todo el día, viendo pasar las horas.

hotel costa vella santiago galicia

hotel costa vella santiago galicia

el jardín es la joya del hotel. un pequeño oasis de plantas, flores y árboles de todos los tamaños y estilos, repleto de rincones inesperados. cuando sales al jardín te olvidas de inmediato de donde estás, es como si te hubieras trasladado a un lugar mágico, un lugar en el que el tiempo transcurre a otro ritmo.

lo conocimos en diciembre, cuando fuimos a pasar la Nochevieja. nos lo recomendó una amiga y nos gustó tanto que, cuando decidimos hacer el Camino, tuvimos claro que ahí era donde queríamos acabar nuestro viaje. 

hotel costa vella santiago galicia

es un hotel bonito y cuidado, como tantos otros en el mundo y, sin embargo, hay algo en él que para mí lo convierte en uno de los mejores lugares en los que me he alojado y, sin dudar, en el que mejor me he sentido.

es ese mimo y esa intención de cuidar que transmiten en cada gesto, en cada detalle, en cada objeto, lo que me llega tanto. la cajita con caramelos en la habitación, las botellitas de agua en cada mesita de noche, que el gel, el champú y la crema hidratante sean orgánicos y hechos con productos naturales. es tener el periódico a disposición en la cafetería, o libros y revistas para leer en las salas de estar. es que pidas una manzana con el desayuno y te traigan un plato repleto de frutas, por si te apetece alguna otra, que tengas para elegir. es que no te dé tiempo a levantar tu propia maleta porque ya te la han cogido y la están llevando escaleras arriba. es ese ratito de conversación antes de salir por la puerta o al volver de pasear, ese tiempo que te dedica Toño para explicarte rutas y senderos con vistas bellísimas porque ha entendido cómo has disfrutado haciendo el Camino. son esas recomendaciones de restaurantes para comer bien, un poco alejados de los circuitos turísticos. es que Rober sepa que te gusta correr y te propongan salir a correr juntos en cuanto acaben el turno. es esa humildad, esa sonrisa permanente, esa afabilidad sincera, que sale de dentro; ese gusto por cuidar que no responde a lo que toca sino a algo que es innatoes este amor y este cariño lo que convierte a este hotel en extraordinario.

la última vez que estuvimos ahí, fuimos a tomar unas cañas con Rober, trabajador del hotel y marido de Ana quien, junto a su hermano Toño, dirigen el hotel y son sus dueños. hablando con él le escuché decir que a veces es difícil poder estar a la altura de las expectativas de la gente. nos contaba que a menudo llegan viajeros al hotel que vienen porque alguien los ha recomendado y él sentía esa presión interna de intentar satisfacer las expectativas de estas personas, de no defraudar. él decía que, en realidad, el hotel es muy sencillo, que no tiene ascensor, por ejemplo, que es algo que muchas personas considera imprescindible si vas con maletas, o que no tiene restaurante… y yo pensaba para mis adentros que lo que hace tan especial este alojamiento va mucho más allá de un ascensor o de unas habitaciones de lujo. lo que ellos tienen no lo tiene nadie, que es su corazón y su actitud, eso es lo que los hace tan especiales. y por eso he querido hablar de ellos aquí, porque si alguna vez vas a Santiago, creo sinceramente que este hotelito familiar es el mejor lugar para sentirte a gusto y cuidado en todo momento.


hotel Costa Vella 
calle Porta da Pena, 17
15704, Santiago de Compostela
hotelcostavella@costavella.com


hotel costa vella santiago galicia

hotel costa vella santiago galicia

hotel costa vella santiago galicia



12 de abril de 2018

redescubrir la belleza



magnolias_redescubrir_la_belleza
una de mis esperanzas cuando empezamos el Camino era que este me ayudara a reconectar conmigo. muy atrás quedó el tiempo en que estaba tan enajenada de mí que era incapaz de ver qué me gustaba, qué me movía y cómo me sentía. esta alineación interna, poder identificar en seguida cómo me siento o qué necesito ha sido una de las grandes ganancias de los últimos años, y una de las más preciadas, pues pienso que reconocer tus necesidades y satisfacerlas es la mejor manera de cuidarte y de sentirte bien contigo mismo, sentirte en paz.

en los últimos años no solo he aprendido a escucharme y a entenderme, sino que también he ganado en velocidad. cada vez identifico más rápidamente qué sí y qué no, es como algo interno que me sale sin pensar, una reacción espontánea; un ratito más tarde suele venir la explicación racional, lo que me cuento para justificar mis respuestas. 

de todo este cambio y proceso me siento muy satisfecha. sin embargo, hacía ya un tiempo que me había dado cuenta de que, a menudo, no era capaz de mantenerme en ello, no era capaz de dar respuesta a mis necesidades porque estas chocaban con el ritmo diario, las presiones (en su mayoría, autoimpuestas), los compromisos, el ruido, los debería… ante esto acababa cediendo y haciendo cosas contrarias a las que necesitaba, creándome inquietud, angustia y malestar.

así que empecé el Camino con la esperanza de que esos días de naturaleza, de estar apartada de mi rutina y entorno habituales, me ayudaran a escucharme más claramente y, sobre todo, a darme la fuerza que parezco perder cada vez que entro en contacto con el exterior.

y en el Camino redescubrí la belleza o, más preciso seguramente, reconecté con ella. reconecté con la belleza que hay en lavar unos calcetines llenos de barro con tus manos en una pica pequeñita de un lavabo: sentir el agua templada en la piel, notar la textura del tejido en los nudillos al frotarlos, percibir el olor del jabón, ver cómo el agua marrón se escurre entre los dedos mientras se destiñe hasta volver a ser totalmente transparente. reconecté con la belleza que tiene comerse una mandarina medio tumbada en la cama, cuando te sientes exhausta y hambrienta pero feliz, en paz: quitarle la piel, ir separando los gajos y comerlos uno a uno, sentir el jugo refrescante en la boca cada vez que muerdes uno, el olor impregnado en las manos después. reconecté con la belleza de escribir cada día a mano en una libreta los pensamientos y experiencias vividas. reconecté con la belleza que tiene esa sensación tan increíblemente reconfortante de meterse en una ducha con el agua bien caliente resbalando por tu cabello y por tu piel cuando llegas al hostal empapada de pies a cabeza, con los labios morados del frío y los dientes te castañean sin control. 

reconecté con la belleza de los olores: la del eucalipto, la de la tierra mojada, la de la leña, la de la humedad, la del pan tostado y el café, la de la pizza, la del vino tinto, la del tomillo, la bergamota, la lavanda y el geranio. reconecté con la belleza de las texturas: la del musgo, la de plantas y flores que íbamos encontrando mientras caminábamos, la de las manos rugosas, la de una toalla seca, la de la crema hidratante suave y ligera. reconecté con la belleza de los sonidos: la del agua de un riachuelo, la de las gotas de lluvia al golpear contra la ventana, la de las ramas de los árboles mecidas por el viento, la del crujir de las hojas y ramitas bajo tus pies, la del silencio. reconecté con la belleza de la naturaleza, de una naturaleza imponente, majestuosa, salvaje, abrupta y dura a veces, delicada y exquisita otras. reconecté con una belleza que no es descriptible, con una belleza que, en cuanto le pones palabras, pierde fuerza porque la has pasado por la cabeza; una belleza que simplemente es.

y, sin saberlo, redescubrir esta belleza es lo que me ha permitido reconectarme conmigo. esta belleza es lo que necesitaba para escucharme y atenderme, para mantenerme en mí. me he dado cuenta de lo mucho que significan para mí estos momentos, de cómo cambian mi día, de cómo me cambian. y, mientras creo firmemente que no controlamos apenas nada de nuestras vidas, que no tenemos control acerca de lo que nos pasa, sino solamente de cómo lo vivimos, sí creo que podemos controlar nuestro tiempo, decidir qué ponemos en nuestro día y a qué le damos peso.

y a mí me apetece mucho seguir percibiendo esta belleza, seguir experimentándola también aquí, en una ciudad que vive acelerada, siempre pendiente de mostrarnos la última tendencia, de poner a nuestro abasto la máxima oferta y buscando, incansable, la manera de que podamos hacer cada vez más en menos tiempo. y creo que es posible. y, sobre todo, creo que es necesario, necesario para mantenerme conectada a mí. y creo que, por fortuna, depende principalmente de mí.